Rosie Ruiz: la tramposa más famosa de la Maratón de Boston
El único legado que Ruiz ha dejado para la posteridad es la expresión “Doing a Rosie” (hacer un Rosie), frase que se usa entre los corredores para referirse al competidor que hace trampa recortando el recorrido en una prueba.
Por Fernando Revuelta – Maratonista
En la mañana del lunes 21 de abril de 1980 todas las miradas del mundo del atletismo estaban puestas en Boston (Massachusetts), donde se celebraba una nueva edición de su prestigiosa maratón. El estadounidense Bill Rodgers había hecho historia al ganar por cuarta vez la prueba, y en la meta la expectación ahora se centraba en quién sería la ganadora en la rama de mujeres.
Contra todos los pronósticos, y de manera sorprendente, apareció cruzando la línea de llegada la dorsal W50, una desconocida corredora que con un impresionante tiempo de 2:31:56 lograba un nuevo récord para la prueba, y se quedaba a solo cuatro minutos de la mejor marca mundial de la época. Su nombre según los datos de inscripción, Rosie Ruiz.
A los jueces de la prueba, miembros de la organización y medios de prensa, enseguida les llamó la atención el aspecto de la desconocida corredora, ataviada con un uniforme que no sugería ser el de una atleta élite, y cuyo rostro no mostraba ninguna apariencia de recién haber completado un maratón. “Esta mañana me levanté con mucha energía”, se limitó a responder la estadounidense de origen cubano ante la inocente pregunta de por qué se veía tan fresca y no agitada como el resto.
En 1980 los medios con los que contaban los organizadores eran muy diferentes a los de ahora. No había chips digitales de control de tiempo, ni tampoco había como en la actualidad decenas de cámaras controlando el recorrido. Por este motivo, y ante la falta de evidencia sólida en contra de Ruiz, la organización no tuvo otra opción que premiarla como ganadora, aunque dejó abierta una investigación para el esclarecimiento de los hechos.
Durante los siguientes días se comenzaron a revisar las listas de control de paso tomadas manualmente por los jueces, y miles de fotografías e imágenes que diferentes medios habían captado de la carrera. También se tomó declaración a otros participantes de la prueba y a personas del público que estuvieron presentes a lo largo de la ruta. En ninguna de las fotografías e imágenes existentes, con excepción de los metros finales, aparecía Ruiz corriendo, y de los testimonios recabados, tampoco nadie la recordaba durante la carrera. Las sospechas de fraude sobre Ruiz se hicieron más patentes cuando las competidoras que habían arribado en las siguientes posiciones, confirmaron que en ningún momento habían sido superadas por ella. Incluso algunas personas aseguraron que la habían visto ingresar al recorrido cerca de la meta, pero en aquella época no había celulares con los que tomar un video o una fotografía que lo certificase.
Parecía que Ruiz podría salirse con la suya, pero su pasado la traicionó. Conocedores de la polémica, el comité organizador del Maratón de Nueva York, prueba donde Ruiz había conseguido el tiempo de clasificación para Boston solo unos meses antes con 2:56:29, descubrió que Ruiz había completado parte del recorrido en Nueva York desplazándose en el metro, por lo que fue descalificada. Con estos antecedentes, la organización de Boston, al haber hecho trampa en su tiempo clasificatorio, también descalificó a Ruiz ocho días después de su victoria, declarando ganadora en su lugar a la canadiense Jacqueline Gareau que había llegado de segunda con tiempo de 2:34:28.
De manera pública Ruiz nunca reconoció el haber hecho trampa, pero una persona allegada a ella reveló años más tarde que Ruiz le había confesado que se incorporó a la carrera saliendo desde el público a falta de algo menos de dos kilómetros para la meta, aunque su intención nunca fue la de ganar la prueba: “Ella no sabía que las primeras de la maratón aún no habían pasado, ella solo quería cruzar la meta, se sorprendió mucho cuando la señalaron como ganadora”, declaró.
El ocaso de Ruiz fue tan triste como el resto de su vida. Después de sus descalificaciones en Nueva York y Boston, y señalada por los medios y opinión pública, nunca más volvió a correr. En su lugar enfrentó problemas con la justicia, siendo arrestada en varias ocasiones por robo de miles de dólares y tráfico de drogas. Ruiz falleció de cáncer en 2019 en el más absoluto olvido a la edad de 66 años.