Editorial: «Cuidemos a los atletas veteranos»

Por ley de vida, todos los que somos corredores iremos pasando por diversas etapas conforme vayamos cumpliendo años, al mismo tiempo que nuestra perspectiva sobre muchos de los aspectos relacionados con el running irá cambiando en consecuencia.

Así, para los corredores veteranos a partir de los 40 años su prioridad será no tanto intentar mantener una velocidad de carrera que definitivamente irán progresivamente perdiendo, sino cuidar su organismo y darle el descanso adecuado para evitar en lo posible la aparición de lesiones. Una popular frase en el mundo runner señala que “un corredor veterano no lo es si no tiene dolores”, en clara referencia a que a partir de una cierta edad, lo usual para el corredor es tener de modo intermitente algún tipo de molestia o inconveniente físico. Esto es así porque el atleta veterano se deberá acostumbrar en muchos casos a convivir a diario con problemas sobre todo de tipo muscular y articular originados por los largos años de entrenamientos y competencias, deseando que dichas molestias no se conviertan en crónicas y le obliguen al abandono definitivo de la actividad deportiva.

Uno de los aspectos en los que se nota más el paso de los años en el corredor es en la planificación de los entrenamientos y el proceso de recuperación. Cuando ya se cumplen los 40 años, de manera paulatina se va perdiendo la capacidad de someter al cuerpo a esfuerzos de alta intensidad y se hace imprescindible el descanso posterior que permita la necesaria recuperación del organismo. Si con menos edad un corredor es capaz de sentirse recuperado tras 12 o 24 horas de descanso, al ir cumpliendo años, los esfuerzos se sentirán cada vez más, siendo necesario intercalar las sesiones de calidad con otras de bajo impacto. De modo similar, un corredor de más edad ya no podrá hacerse presente en tantas competencias como cuando era más joven, y seguramente con una o máximo dos al mes, le será más que suficiente.

«Pasar la barrera de los 50 años en ningún caso significa dejar de ser competitivo, y hay ejemplos por todo el mundo de corredores que con 50, 60 o más años, siguen haciendo tiempos en maratón que para sí quisieran muchos atletas veinteañeros»

Aunque muchos de los atletas de los considerados veteranos se mantienen corriendo y compitiendo motivados exclusivamente por el placer de hacerlo, ello no es óbice para que en las premiaciones por categorías de edad se les deba dar su justo valor. Obviamente en las categorías a partir de +40 años el número de participantes decrece progresivamente en relación a segmentos de menor edad, pero no parece equitativo que se utilice el “cajón desastre” de categoría +50 o +60 para englobar a todos aquellos que ya superan dichos años. Podemos estar de acuerdo en que debido al número reducido de corredores en la mayoría de las competencias de Panamá y las limitaciones de presupuesto de los organizadores, estas categorías no se establezcan de cinco en cinco años -como sucede en otras latitudes-, sino de diez en diez, pero cosa diferente es juntar en una sola premiación a corredores con dos, tres o más décadas de diferencia.

Siguiendo esta línea argumental, resulta también muy importante que los organizadores tengan en cuenta a los corredores de más edad a la hora de establecer los tiempos de paso o de corte para las pruebas de fondo como la maratón, permitiendo que los tiempos límites sean lo suficientemente amplios para posibilitar que corredores de 40, 50, 60 o más años participen sin tener la desagradable sensación de que son un estorbo y que en realidad lo que se les quiere es excluir. No hay nada más triste, y lo he vivido en primera persona, que ver a tu padre ya pasados los 70 años echarse a llorar como un niño al completar una media maratón, no como debería ser por la emoción y satisfacción de poder seguir compitiendo a esa edad, sino por la tristeza de verse desamparado en los últimos kilómetros y finalizar cuando la organización ya desmontaba la meta.

Recordemos siempre que cualquier corredor, independientemente de su edad, se merece respeto, y entre todos debemos dar cada vez un mayor reconocimiento a nuestros atletas veteranos, esos que son un vivo ejemplo de constancia y sacrificio para las generaciones más jóvenes.