Diccionario Runner: Correr «a trote cochinero»

Por enfermedad, falta de forma o fatiga, en ocasiones trotaremos de manera similar a la de este animal

Trote Cochinero

En esta sección iremos publicando de forma periódica palabras y expresiones referidas al mundo del corredor que con frecuencia se utilizan en los países de habla hispana, así como también algunos anglicismos de uso común en el running.


Por Fernando Revuelta – Maratonista

Dentro del refranero popular hay uno que dice que «del cerdo me gustan hasta los andares», en clara referencia a que de su rica anatomía se aprovechan casi todas las partes como alimento, sin prácticamente desperdicio.

Pocos animales hay dentro de los considerados domésticos tan apreciados por sus cualidades gastronómicas, como al mismo tiempo denostados por su falta de higiene. Prueba de ello son los numerosos sinónimos del sustantivo «cerdo» para referirse al mismo, entre los que se encuentran dependiendo de la zona geográfica, puerco, gorrino, marrano, guarro, chancho o cochino. De hecho, y para algunas religiones, el cerdo es un animal impuro.

Los cerdos generalmente se agrupan en piaras, y debido a la escasa longitud de sus patas, y a que se les suele cebar para ganar peso, cuando se mueven lo hacen a pasitos muy cortos de manera lenta y torpe.

La expresión que traemos hoy al diccionario de correr «a trote cochinero», hace referencia a aquellas ocasiones en las que el corredor, bien por estar enfermo, fuera de forma o por no estar recuperado de algún entrenamiento exigente previo, no tuvo otra opción que la de completar su rutina de carrera a un trote lento, similar al del paso de una piara de cerdos.

Para la mayoría de los runners será habitual correr algunos días «a trote cochinero», ya que la recuperación entre sesiones resulta fundamental al objeto de asimilar los trabajos y cargas previas, así como para recuperar el físico, y en lo posible, evitar lesiones. Siempre es necesario escuchar al cuerpo, y cuando este un día nos diga que no hay para más, de nada servirá ir contra corriente y forzar al organismo.

Así que no tengamos pena de decir en ocasiones que «corremos a trote cochinero», y en su lugar rindamos un merecido homenaje a este simpático animal que nos brinda tantos buenos momentos de placer gastronómico.

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