Editorial: «Corredores recreativos y élites»

Cuando pienso en corredores élite, pienso en Kipchoge. O sea, realmente élite. Que viven para entrenar y su trabajo es entrenar. Leí por ahí que el tiempo de un corredor élite es por debajo de 2 horas 15 minutos en maratón y 1 hora 5 minutos en media maratón. En Panamá hay corredores rápidos, pero si nos ceñimos al estricto significado de la palabra y al tiempo esperado, solo hay un corredor panameño que lleva ese letrero.

Esto significa que el 99 % de los corredores panameños son recreativos, algunos bastante más rápidos que otros. Unos muy disciplinados, constantes y competitivos; otros que corren por salud de acuerdo a su disponibilidad de tiempo y situaciones personales, que compiten contra sí mismos. Pero TODOS recreativos al fin y al cabo.

He tenido la oportunidad de conocer múltiples historias de corredores panameños recreativos mientras hago las entrevistas “En la Ruta”, y encuentro tan valiosos los esfuerzos que realizan para entrenar y combinar sus facetas deportivas, familiares y laborales, que solo puedo pensar que el corredor recreativo es tanto o más esforzado que cualquier otro.

«El 99 % de los corredores panameños son recreativos»

Mi interés no es juzgar quién es mejor ni quién es peor. Intento entender las “diferencias”, aparte de que uno es más rápido que otro. En Panamá solemos llamar élite a los que corren más rápido, y muchas veces hasta nos miramos en ese espejo, lo cual no es malo mientras sea sano. Pero lo bonito del atletismo y las carreras de calle es que son el deporte más democrático del mundo, pues hasta el más rápido tiene un mal día y no consigue un buen resultado. Todos tienen las mismas oportunidades. Esto lo vemos hasta en las olimpiadas. Y en Panamá, y sobre todo en la distancia de maratón, hay múltiples factores ajenos al entrenamiento puro que inciden en su resultado. Ejemplos de esto son una mala gestión del ritmo de carrera, el sol, calambres, falta de hidratación o cansancio… simplemente todos pueden tener un mal día en el running, lo importante es reconocerlo sin excusas.

A donde quiero llegar es que todos tienen (tenemos) un lugar en este deporte. Sin recreativos, rápidos o no, no habría carreras de calle, pues sin esa inscripción que todos pagamos, no habría dinero para organización, seguridad, agua y premios. Los rápidos no podrían solventar ese gasto solos, pues las carreras serían mucho más caras y acabarían desapareciendo. Entonces hay que darle al recreativo su justo lugar.

¿Queremos élites en Panamá? Desarrollar élites en Panamá puede ser complejo pues se trata ya de un tema de gobierno, quien debe diseñar y ejecutar un plan con este fin y que incluya nuevas infraestructuras para entrenar y desarrollo de atletas desde la infancia, entre otras cosas. Al corredor élite se le debe pagar un salario en condiciones para que solo se dedique a entrenar y pueda representarnos dignamente en competencias en el extranjero, de modo que no tenga que pedir ayuda ni recaudar fondos. De igual manera, a este corredor se le va a exigir dentro y fuera de este deporte, pues en todas sus facetas debe ser un ejemplo para los más jóvenes. Queremos élites que sean dignos y honestos (no queremos élites sancionados por doping). Y no solo parecer honesto, sino serlo. Gente de la que, como corredores, nos podamos sentir orgullosos y nos representen.

Volviendo al inicio, en Panamá llamamos élite a cualquier corredor rápido y no es así. Un corredor élite es alguien que nació con talento y biotipo, y adicional es disciplinado. Un corredor élite es una persona a quien admirar por su desempeño, actitud, y sobre todo, humildad.