Crónica de mi Maratón de Nueva York 2024
Mi tercera maratón completada
Este año 55,646 corredores llegaron a la meta instalada en Central Park, estableciendo un nuevo récord mundial de participación.
Por Gabriel Cheng – @gabcheng
La Maratón de Nueva York es más que una carrera; es una fiesta de emociones, de energía compartida y de la alegría de una ciudad que se entrega completamente a los corredores. Todo comenzó en el ferry rumbo a Staten Island, viendo el amanecer y la increíble ciudad de Manhattan. Sin duda, fue un momento de mucha reflexión: hace 10 años jamás hubiera pensado estar en esta situación, rumbo a iniciar mi tercera maratón. Nueva York es muy especial para mí; en 1992, mi madre me envió aquí de vacaciones por dos meses. Luego, en 2012, le pedí la mano a mi esposa en esta ciudad y hoy, 12 años después, estoy aquí viviendo esta experiencia, ahora con mi esposa, mis hijos y mi suegra.
Mi partida fue en la ola 2, y los primeros kilómetros pude mantener mi plan de carrera tal como lo había programado. Avanzaba por las avenidas de Nueva York y, de repente, entre el bullicio, escuchaba gritos de aliento: “¡Vamos, Panamá!” Era una recarga de energía instantánea. Pero me recordé que la carrera apenas comenzaba; había mucho por recorrer.
Los primeros 21 kilómetros fueron una auténtica fiesta, llena de alegría y entusiasmo, especialmente en las zonas de Brooklyn y Queens. Las calles estaban repletas de personas animando, transmitiendo una energía que impulsaba cada paso. Era imposible no sentirse parte de algo más grande. Pero entonces llegó el puente de Queensboro.
Al cruzar el puente de Queensboro llegó uno de los momentos más solitarios y, a la vez, más profundos de la carrera. En medio del silencio y del esfuerzo, encontré un momento de reflexión con mi mamá, a quien ya no tengo en vida, pero cuyo amor siento cada día. En ese instante, pensé en ella, y en cómo su presencia es una inspiración constante para mí. Fue un momento de gratitud y de conexión que me llenó de paz y fuerza.
Después del puente sabía que me esperaba un momento especial: mi familia estaría ahí. Al bajar del puente, en ese tramo en donde tus pensamientos te llevan a una batalla interna, comencé a escuchar el sonido de la multitud de Manhattan y allí estaban, mi esposa, mis dos hijos y mi suegra. Fue un momento muy lindo y, con ese empuje, me dirigí hacia los últimos 15 kilómetros.
El recorrido por Manhattan hasta el Bronx fue un falso plano interminable, pero me sentí fuerte, agradecido de haber elegido las Brooks Glycerin Stealthfit, ligeras y con el soporte perfecto. Los últimos kilómetros fueron duros, sin duda, y cada paso requería determinación. Pero, cuando faltaba solo un kilómetro, escuché la voz de mi hija gritando “¡Papi, te amo, tú puedes!”. Ese grito llenó mi corazón y ese último kilómetro lo corrí con pura pasión.
Terminar la Maratón de Nueva York ha sido una de las experiencias más increíbles de mi vida. Para quienes son corredores, vivir esta maratón es algo que simplemente no se pueden perder.
A aquellos que estén pasando por un momento difícil o que hayan perdido a seres queridos, les dejo este mensaje: en el cielo hay personas que tenemos que hacer sentir orgullosas. Sea cual sea la batalla interna que estés enfrentando, recuerda que, con Dios en tu corazón y con esfuerzo, todo es posible. No dejes que tus problemas te absorban. Fe sin acción es fe muerta; no esperes hasta el lunes para cambiar las cosas. El mejor momento es ahora.
Un abrazo,
Gaby