Harry Prieste: la extraña desaparición de la primera bandera olímpica
Durante casi 80 años, nadie supo nada de la enseña olímpica con los cinco aros.
Por Fernando Revuelta – Maratonista
Pierre de Coubertin, pedagogo e historiador francés, es mundialmente reconocido por ser el padre de los Juegos Olímpicos modernos. Entre sus grandes aportaciones al olimpismo, estuvo la de concebir una bandera olímpica con cinco anillos entrelazados del mismo tamaño de color azul, negro, rojo, amarillo y verde, sobre un fondo blanco.
La bandera fue creada por Coubertin en 1913, y aprobada al año siguiente en el Congreso Olímpico de París. Para Coubertin, la bandera olímpica con sus cinco anillos, representaba las cinco partes del mundo unidas en adelante al olimpismo y su aceptación de competir sanamente. Además, alguno de los seis colores (incluyendo el fondo blanco) combinados, siempre estarían presentes en las banderas de todas las nacionalidades, sin excepción.
La bandera olímpica no pudo ondear como previsto en los Juegos Olímpicos de Berlín 1916 (los mismos tuvieron que ser suspendidos debido a la Primera Guerra Mundial), teniendo que esperar hasta los de Amberes (Bélgica) de 1920. La bandera original fue fabricada en los almacenes parisinos Bon Marché en un costoso lino irlandés, y permaneció colgada en el mástil del estadio olímpico durante toda la celebración de los Juegos. Pero en la noche después de la clausura, la bandera misteriosamente se esfumó y permaneció desaparecida durante más de 75 años.
No fue sino hasta 1997, durante un banquete del Comité Olímpico de Estados Unidos, cuando un antiguo medallista de los Juegos celebrados en Amberes en 1920 que estaba presente hizo una sorprendente declaración. A sus 101 años, Harry Prieste confesó que él había robado la bandera en la noche de clausura, y la había tenido guardada durante todos esos años en su casa dentro de la misma maleta con la que viajó a las Olimpiadas.
Prieste había competido en los Juegos Olímpicos de 1920 en salto de trampolín -obteniendo la medalla de bronce-, y tenía una especial relación de amistad y camaradería con su compañero de equipo y nadador hawaiano Duke Kahanamoku, campeón olímpico en Amberes en los 100 metros y relevos. Después de la clausura, Kahanamoku a modo de broma como hacían a menudo, le apostó a Prieste que no sería capaz de robar la bandera olímpica que ondeaba en lo alto. Este no se arrugó, y en la oscuridad de la noche, ambos ingresaron al estadio ya vacío; Prieste trepó los cinco metros del mástil, desató la bandera, la dobló y huyeron del lugar a toda prisa.
La bandera fue finalmente retornada por Prieste al Comité Olímpico Internacional (COI) a través de su presidente Juan Antonio Samaranch durante los Juegos Olímpicos de Sidney 2000, a los que Prieste acudió como invitado en silla de ruedas a sus ya 103 años. La bandera olímpica original permanece en la actualidad exhibida en el Museo Olímpico del COI en Lausana junto a antorchas, medallas y otros muchos objetos históricos representativos de los Juegos.