Mi experiencia en la Chicamocha Canyon Race 2023

Adicional a la modalidad de 100 millas, la Chicamocha Canyon Race este año también contempló opciones de menor distancia, incluyendo eventos de 21, 42 y 80 kilómetros.

Por Maximilien Vanicatte – @iamaximilien

El pasado fin de semana estuve compitiendo en la Chicamocha Canyon Race dentro de la modalidad de 100 millas, una de las pruebas de ultradistancia de mayor prestigio de la región y que forma parte del Circuito Latinoamericano de Trail 2023.

Este año la prueba alcanzó su edición 11, con salida y llegada en el municipio colombiano de San Gil, departamento de Santander. La zona es conocida por su exuberante paisaje, con impresionantes vistas a lo largo del cañón del río Chicamocha, siendo un destino muy buscado por los practicantes de los deportes de aventura.

La salida de la carrera de las 100 millas se produjo a las 8:00 a.m. del pasado sábado, enfrentándonos a una exigente ruta con más de 7,500 metros de desnivel que ascendía y descendía sobre el propio cañón.

La carrera súper, superbuena, mucho más técnica de lo que tenía previsto, yo había corrido los 100 kilómetros en el 2018, y para mí, esa vez fue menos técnica. Este año empezamos en un terreno relativamente fácil, parecido al Reto del Indio en Panamá, y pasé los 42 kilómetros con un desnivel de 2,000 metros en 4 horas 20 minutos, a un pace aproximado de 6 minutos por kilómetro, me sentí volando tanto en las subidas como en las bajadas, logré correr en todo momento, hasta me asusté de lo rápido que iba.

Después del kilómetro 50 la ruta se complicó bastante, bajamos el cañón de Chicamocha, y fue un tramo con mucha piedra en todo momento, muy complicado para poder correr. Cuando llegamos al fondo del cañón, lo cruzamos y el calor se puso muy fuerte, me deshidraté bastante, y seguía siendo muy difícil correr, demasiadas piedras, resultaba muy complicado y desgastante el poder ganar tiempo. La subida del cañón fue relativamente fácil, más suave que lo anterior, y para pasar el río lo hicimos colgados de una canasta a 15 metros de altura.

En los siguientes kilómetros pasé con muchos problemas internos en el cuerpo, no sé si debido a la deshidratación, pero del kilómetro 80 al 130 me dolió la parte del estómago, los riñones, sentía ganas de querer orinar pero no podía. Esto me impedía correr en bajada, y traté de diferentes formas de resolver este problema, estirando el cuerpo, cantando para tomar aire, y bueno, al final hay que aprender en un ultra a correr con molestias, y es parte del entrenamiento que hay que hacer previo a una competencia; por eso me gusta correr en horas de mucho calor al mediodía y con inconvenientes físicos como dolores en tobillo o cadera para adaptar el cuerpo y la mente a este tipo de circunstancias negativas, y saber cómo manejar el cansancio y el dolor cuando se presentan en carrera para no rendirme.

La parte siguiente tenía también muchas piedras, así que era casi un continuo correr…, caminar…, correr…, caminar…, intentando no perder tanto tiempo, pero no había otra forma de superar esa zona, demasiadas piedras. Llegando a las antenas, donde estaba el último Aid Station, yo sabía que iba de primero con ventaja y que no necesitaba apurarme, pero miré el reloj y vi que tenía opciones de bajar el récord de la prueba, así que aunque no era una parte con tanta pendiente, como del 10 %, debido al cansancio preferí caminar rápido, y luego ya sí una vez que superé las antenas, volví a correr, descendiendo unos 700 metros de desnivel en 14 kilómetros, con algunas partes de mayor bajada y más técnicas en las que los cuádriceps obviamente ya no me respondían como al comienzo.

Finalmente logré hacer el récord de la prueba con 24 horas y 16 minutos, y estoy superfeliz con la carrera que hice, sumando al final según mi reloj un total de 176 kilómetros.