Editorial: «Correr un maratón, una montaña rusa de emociones»
En el mundo del running hay muchas pruebas con diferentes distancias, pero ninguna como el maratón ejerce ese atractivo tan particular que provoca que miles de corredores pongan año tras año su mirada en él.
Correr un maratón es mucho más complejo que completar 42 kilómetros y 195 metros. Supone un proceso de varios meses durante el cual el corredor pasará por un sinfín de emociones y tendrá que sortear numerosas dificultades que lo irán poniendo a prueba. Llegar en condiciones al día de la carrera y esperar la salida, no es el punto de partida para ser maratonista. Todo comienza mucho antes; en el preciso momento en el que el corredor toma la decisión definitiva de participar en el evento.
Durante ese tiempo de preparación, el corredor, sobre todo si va a ser su primera maratón, experimentará altos y bajos en su estado físico y psíquico, sintiéndose unos días fuerte y confiado, y otros más débil y dubitativo. Muchas son las circunstancias que pueden afectar a un maratonista, y el entrenamiento es solamente uno de los puntos de apoyo para toda su estructura física y mental.
«En el maratón se alternarán momentos de confianza y optimismo, con otros de duda e inseguridad»
La mayoría de corredores afirma que correr supone una vía de escape para sus preocupaciones diarias y un modo de manejar el estrés; pero cuando se trata de una preparación específica para maratón, que requiere de duras e intensas sesiones de entrenamiento, resulta complicado afrontar las mismas sin equilibrio previo, ideas claras y mente en paz. No se puede mantener un férreo plan de preparación de maratón durante meses sin estabilidad en temas tan importantes como la salud, la economía y el aspecto afectivo, tanto a nivel personal como familiar.
Para mantener la concentración durante meses y cumplir con los objetivos que la preparación de un maratón requiere se necesita una gran capacidad de sacrificio y una fuerte determinación. La carencia de horas de sueño, las malas condiciones climatológicas, los problemas físicos, la desmotivación y el cansancio, son solo algunos de los obstáculos que se presentarán en el camino y que deberemos saber manejar. Durante este proceso algunos corredores no aguantarán la presión y terminarán por abandonar; otros por el contrario, lograrán sobreponerse, aprenderán de la experiencia y llegarán a ser más fuertes.
Todo ese cúmulo de sensaciones y emociones durante la preparación del maratón tendrá su paralelismo en la propia carrera, en la que se alternarán momentos de confianza y optimismo, con otros de duda e inseguridad. Será en esos instantes donde deberemos poner en práctica todo lo previamente vivido y aprendido durante meses, y resistir hasta cruzar la meta de esa montaña rusa de emociones a la que llamamos maratón.