Marathon des Sables: desafiando los límites en el desierto
El recorrido se señaliza con estacas y marcas en el terreno, adicional a los puestos de control distribuidos por la ruta.
Por Fernando Revuelta – Maratonista
Cuando en 1984 el francés Patrick Bauer se adentró en el desierto del Sahara para cubrir en solitario 350 kilómetros por zonas despobladas y con dunas de arena, poco podía imaginar que su aventura, la cual le llevó 12 días, inspiraría en los años siguientes a muchos corredores de todo el mundo a seguir sus pasos.
Tomando como punto de partida su experiencia, Bauer decidió organizar en 1986 la primera edición de la Marathon des Sables (MDS), la “Maratón de las Arenas”, una carrera por etapas en el sur de Marruecos, en la cual participaron inicialmente 23 intrépidos corredores. Desde esa fecha ya se han celebrado 35 ediciones de la prueba, y suman más de 22,000 los participantes que han sido parte de este evento atlético considerado uno de los más exigentes y extremos de los que se celebran a nivel mundial.
La Marathon des Sables se caracteriza por realizarse en cinco etapas durante seis días sobre un recorrido que varía en cada edición, y cuya distancia total está alrededor de los 250 kilómetros. Los tres primeros días las etapas tienen una distancia de aproximadamente 30-35 kilómetros cada una, y deben cubrirse dentro de cada día; la etapa cuarta es la más larga y demandante, con una distancia de entre 80 a 90 kilómetros, para la cual hay un tiempo límite de 36 horas; por último, la quinta etapa tiene la distancia de una maratón (42 kilómetros), y con ella termina la parte competitiva del evento. Adicional, al día siguiente y antes de regresar los participantes a sus lugares de origen, se celebra una carrera solidaria run for fun sobre una corta distancia para recaudar fondos en ayuda de causas benéficas.
Entre las exigencias de la organización para participar en la Marathon des Sables está la de presentar un certificado médico de buena salud (incluyendo electrocardiograma), así como correr en autosuficiencia, es decir, que cada competidor debe llevar consigo su alimentación y todos los materiales e implementos que requiera durante los días que dura la prueba. Respecto de la comida, suele ser deshidratada para evitar peso y a gusto de cada competidor, pero debe sumar un mínimo de 2,000 calorías por día. En cuanto a los materiales obligatorios, adicional a la propia mochila homologada, los participantes deben cargar en todo momento saco de dormir, manta térmica, linterna frontal, brújula, mechero, silbato, navaja, espejo para señales, protector solar, baliza de rescate y extractor de venenos, entre otros. La organización de lo único que se responsabiliza es de entregar a cada participante unos 10 litros de agua por día, y de suministrarle un refugio para pasar la noche mediante los campamentos con carpas abiertas tipo bereber que se montan cada día en el punto de finalización de la etapa. Estas carpas son cada una para ocho personas, y se asignan teniendo en cuenta la nacionalidad de los participantes.
La última edición de la Marathon des Sables celebrada en octubre del año pasado ha sido considerada como una de las más exigentes hasta el momento, ya que adicional al fallecimiento de un competidor de origen francés por un paro cardiaco, la prueba sufrió de un altísimo porcentaje de abandonos cercano al 50 % debido a las altas temperaturas (próximas a los 40 °C), y a varios virus que atacaron el sistema digestivo de buena parte de los corredores.
La próxima edición de la Marathon des Sables, la #36, se celebrará en el Sahara marroquí del 27 de marzo al 2 de abril (incluyendo la carrera solidaria), con una participación cercana a los 1,200 corredores. Uno de los alicientes será ver si el marroquí Rachid El Morabity, último ganador y que lleva ya ocho victorias en su haber, es capaz de acercarse al récord del también marroquí Lahcen Ahansal, quien obtuvo un total de diez triunfos en esta prestigiosa prueba.