Rei Lida: cuando el abandono no es una opción

Princess Ekiden Fukuoka

Sucedió en 2018 en la carrera de relevos «Princesa Ekiden» y su protagonista fue Rei Lida, una menuda corredora japonesa de 19 años.


Por Fernando Revuelta – Maratonista

El mundo del running está lleno de historias de sacrificio y superación, donde atletas casi siempre anónimos, dan ejemplo de su determinación y compromiso por alcanzar metas y superar retos.

El emotivo episodio que les traigo a continuación sucedió en Japón a finales de octubre del año 2018, durante la realización de la carrera de relevos “Princesa Ekiden”. Las carreras Ekiden son originarias de Japón, y a diferencia de las carreras de relevos tradicionales que se celebran en el resto del mundo, en las Ekiden los integrantes del mismo equipo no se entregan un testigo o bastón, sino una banda estrecha de tela que cada corredor lleva puesta del hombro a la cadera contraria llamada “tasuki”.

La “Princesa Ekiden” de ese año se celebró en la prefectura de Fukuoka, en el extremo norte de la isla de Kyushu, sobre la distancia de maratón, 42,195 metros, los cuales debían ser completados en relevos por equipos de seis miembros. Rei Lida, una atleta japonesa de 19 años, era la segunda integrante del equipo #26, el Iwatani Co., y estaba completando su tramo asignado cuando sufrió un tropiezo que le hizo caer al suelo y golpearse duramente contra el pavimento. En cuestión de segundos, Lida intentó continuar corriendo pues se encontraba a solo unos 200 metros del siguiente puesto de relevos, pero fue incapaz de ponerse en pie debido a una fractura en su pierna derecha.

Lo habitual en este caso es que Lida hubiera pedido asistencia médica de inmediato y se hubiera retirado de la prueba, pero ello habría supuesto el abandono de todo su equipo. Muy por el contrario, y de modo sorprendente, Lida se puso a gatear apoyándose en sus maltrechas rodillas y en las palmas de las manos, impulsándose lentamente mientras su rostro mostraba evidentes gestos de dolor. Los oficiales de la prueba la siguieron caminando al lado asombrados por su actitud, sin saber muy bien cómo debían proceder.

Al tiempo que otras competidoras iban fácilmente superando a Lida, ella fue avanzando penosamente metro a metro, arrastrándose al tiempo que se acercaba al siguiente puesto de relevo. La compañera que allí la esperaba no salía de su asombro al ver a Lida completar su relevo de esa forma, mostrando nerviosa notorios síntomas de angustia y desazón.

Hisakazu Hirose, director del equipo Iwatani Co., fue informado del accidente sufrido por Lida y dio instrucciones a la organización para retirar de la competencia al equipo completo, pero cuando su mensaje llegó a los jueces de carrera, Lida ya estaba a punto de entregar el “tasuki” que llevaba en la mano a la tercera relevista de su equipo. Superados con suspense los metros finales, su compañera recogió el “tasuki” y salió corriendo a toda velocidad continuando la carrera, mientras Lida se desplomaba agotada sobre el asfalto.

Las imágenes de sus rodillas erosionadas y sangrantes no dejaban lugar a dudas del sufrimiento por el que Lida tuvo que pasar, pero ella nunca se dio por vencida. Lida demostró un compromiso y responsabilidad con el resto de su equipo por encima de lo que sería esperado. Su sacrificio, perseverancia y esfuerzo, cruzaron fronteras y su impactante experiencia fue noticia en todo el mundo, más allá de los medios deportivos tradicionales.

Lida fue rápidamente trasladada en ambulancia al hospital y allí se confirmó la gravedad de sus lesiones, las cuales la mantuvieron por aproximadamente cuatro meses fuera de los entrenamientos.

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