¿Dónde correr en Panamá? – Parque Natural Metropolitano
Considerado el pulmón de la Ciudad de Panamá

Muchas son las personas que vienen a Panamá solo por unos días debido a motivos de trabajo o de turismo, pero que buscan aprovechar la ocasión para practicar su afición por el running y salir a correr. En esta sección iremos presentando algunos de los lugares preferidos por la comunidad runner local, con información detallada para que la estancia de nuestros visitantes en el país les sea agradable.
Séptimo artículo de la serie «Rutas» y primero en el que les presentamos una ruta de trail fuera de lo que son las calles y el asfalto. En esta ocasión nos desplazamos al Parque Natural Metropolitano (PNM), un área verde protegida localizada en la Ciudad de Panamá y que es muy visitada con fines educativos y recreativos.
Conociendo su historia
A comienzos del siglo pasado los terrenos donde está ubicado el parque pasaron a la administración del gobierno de los Estados Unidos con base en el Tratado Hay-Buneau Varilla de 1903, por el cual quedaba bajo control estadounidense una franja de 5 millas a ambos lados del Canal para la construcción, mantenimiento y protección de la vía. En el área el ejército estadounidense construyó varios edificios militares como el 420 y el 1002 (conocido como “El Castillo”), donde se daba mantenimiento a motores y otras partes de aeronaves.
Después de los Tratados Torrijos-Carter firmados en 1977 por Panamá y Estados Unidos, diferentes áreas que estaban bajo administración estadounidense fueron retornando a Panamá, siendo esta zona donde está ubicado el parque de las primeras en ser transferidas.
El germen de la creación de un área forestal protegida donde están los terrenos del parque se originó ya en los primeros planes de uso del suelo del área del Canal en la década de los 70, pero no fue sino hasta 1985 que finalmente fue creado el Parque Natural Metropolitano mediante la Ley n.º 8 del 5 de julio.

El parque está administrado en la actualidad por un Patronato conformado por organismos del gobierno y de la sociedad civil, y entre sus objetivos están: preservar en la Ciudad de Panamá un área natural; brindar a la población opciones de esparcimiento al aire libre; conservar los recursos naturales, la flora y la fauna del área; proteger el régimen de las aguas del río Curundú; y propiciar el establecimiento de sitios con facilidades para la interpretación de la naturaleza, educación ambiental, investigación ecológica y afines.
Ubicación y facilidades
El Parque Natural Metropolitano limita con la cuenca del Canal de Panamá y está localizado en la avenida Juan Pablo II, corregimiento de Ancón, distrito de Panamá. Se destaca porque es el único parque natural en una urbe metropolitana en todo Latinoamérica.

Al mismo se puede accesar de modo sencillo en transporte privado o a través de la red de buses, teniendo conexión muy cercana con el Corredor Norte y el área de Albrook, a donde llega la línea 1 del metro.
El parque tiene un área natural de 232 hectáreas de bosque húmedo tropical y de bosque seco tropical, y en el mismo habitan más de 370 especies de animales (más de 200 diferentes aves). También están presentes 284 especies de flora, con algunos árboles que llegan a alcanzar los 35 y 40 metros de altura.

A la entrada del parque se encuentra el centro de visitantes en lo que fueron las instalaciones de la Escuela de Táctica Canina de las antiguas Fuerzas de Defensa de Panamá. Allí es donde los visitantes antes de ingresar a los senderos deben registrarse con su nombre y edad para después pagar la correspondiente entrada. A la fecha de este artículo las tarifas vigentes para nacionales y residentes son de $2.00 para los adultos y de $1.00 para jubilados y niños (entre 3 a 17 años), mientras que los extranjeros pagan $5.00 en el caso de adultos y $3.00 en el caso de niños. Al momento de realizar el pago, se le colocará al visitante un cintillo en la muñeca como constancia del mismo.

El parque cuenta con numerosos estacionamientos frente al centro de visitantes, aunque en días de mucha asistencia suelen llenarse y los conductores se parquean en los hombros de la calle a lo largo de la avenida Juan Pablo II.
El centro de visitantes cuenta con una pequeña tienda de recuerdos donde se pueden comprar bebidas y algunas cosas de comer. En sus instalaciones también hay baños públicos disponibles.
El parque tiene delimitados varios senderos que varían en cuanto a longitud y grado de dificultad, los cuales se pueden enlazar fácilmente para realizar una caminata o entrenamiento de mayor duración.

Todos los senderos quedan del lado donde se encuentra el centro de visitantes, con excepción del sendero Los Momótides que tiene una longitud de 0.7 kilómetros y se ubica del otro lado de la calle. Los visitantes que quieran ingresar a este sendero deben tener especial precaución al cruzar la Avenida Juan Pablo II, pues a ciertas horas el tráfico puede ser muy intenso.

En los senderos existen varios miradores con excelentes vistas para observar tanto la Ciudad de Panamá como la zona del Canal, con facilidades para tomar un descanso y reponer fuerzas.

El horario actual del parque es de lunes a domingo de 7:00 a.m. a 4:30 p.m., incluyendo días festivos. Este horario se adelanta a las 6:30 a.m. para aquellas personas con membresía del club de senderismo.
Ruta recomendada
En esta ocasión optamos por realizar un recorrido de 4.6 kilómetros enlazando casi todas las sendas y caminos disponibles. Se comienza en el centro de visitantes en el sentido del sendero Los Guayacanes, para luego continuar por el sendero El Roble, el camino del Mono Tití, el sendero La Cienaguita, parte otra vez del sendero El Roble, y por último el sendero Los Caobos.

Nuestra recomendación es hacerlo en el sentido descrito y no en el contrario, ya que entonces tendríamos que iniciar sin casi calentamiento subiendo los exigentes escalones del sendero Los Caobos.

Saliendo desde el puente el perfil es bastante plano durante un kilómetro, con una primera parte de camino ancho con grava.

Después de unos cientos de metros el camino se convierte en senda de grava de poco más de un metro de anchura, delimitada por maderas para guiar al usuario.

El sendero El Roble tiene una longitud de 0.7 kilómetros y serpentea en sombra por debajo del bosque, dejando a su paso la lagunita Jicotea y posteriormente las instalaciones del vivero.

Cumplido un kilómetro se pasa por la cabaña del guardabosque, y en este punto la ruta enlaza con el camino del Mono Tití, bastante ancho y con asfalto generalmente en malas condiciones.

Enseguida a la derecha se pasa por delante del búnker “El Castillo”, y es cuando el recorrido adquiere una fuerte pendiente.

Al final de esta recta y antes de realizar una curva pronunciada a mano izquierda, se puede observar sobresaliendo del bosque la grúa Bradley. Esta grúa instalada en el año 2021 sustituyó a una primera que tuvo que ser reemplazada por la corrosión de 1990. La actual fue donada por la familia Bradley, y cuenta con una altura de 59 metros y un alcance de 69 metros. Gracias a ella, los investigadores pueden recabar valiosa información de lo que sucede en el dosel del bosque.

Siguiendo el ascenso se llega al mirador Los Trinos cumplidos 1.5 kilómetros de recorrido, pero poco más adelante la ruta suaviza el perfil por unos 400 metros en un segmento muy agradable de recorrer.

La parte final de ascenso hasta el mirador de Cerro Cedro tiene solo unos 300 metros pero es realmente exigente, con un terreno de piedra suelta bastante resbaloso. Cerro Cedro con sus 160 m.s.n.m. es el segundo punto más alto de la ciudad capital tras el Cerro Ancón (199 m.s.n.m.), y ofrece unas espectaculares vistas tanto del área del Canal como de la Ciudad de Panamá.

En esta parte existe un loop que se puede hacer en dos direcciones, optando nosotros por tomar el ramal izquierdo, para después subir las escaleras que dan acceso al segundo mirador.

Bajando de este mirador hay que tener mucho cuidado y mirar al piso, porque el camino está en mal estado y es fácil perder el equilibrio.

Regresando sobre nuestros pasos ingresaremos a mano derecha al sendero La Cienaguita, donde llevaremos 2.4 kilómetros de recorrido. Este sendero tiene poco más de un kilómetro de longitud y en su mayor parte es de descenso, muy agradable y con numerosos cambios de dirección. En algunas partes las raíces emergen en medio del sendero, por lo que se debe tener cuidado de no tropezar con ellas o con las tablas que delimitan los escalones.

El final del sendero enlaza de nuevo con la caseta del guardabosques y el sendero El Roble, regresando por el mismo en sentido contrario hasta llegar a la Y donde comienza el sendero Los Caobos, punto 3.8 kilómetro del recorrido.

Este sendero podría considerarse la parte más complicada de la ruta ya que toma bastante elevación en poca distancia, con numerosas zonas de escalones hasta llegar al mirador, desde el cual hay unas agradables vistas de la ciudad capital.

La parte final de 400 metros es en su mayoría igualmente de escalones con grava suelta, con un perfil descendente hasta llegar de nuevo al puente junto al centro de visitantes.

Recomendaciones finales
Todos los usuarios del parque deben cumplir unas normas de convivencia tanto con el resto de visitantes y el personal del parque, como con la flora y la fauna presentes.
Los visitantes no deben salirse de los senderos marcados, alimentar o molestar a la fauna presente, ni cortar o dañar la vegetación. No se deben dejar residuos salvo en los tinacos habilitados para ello, y para las necesidades fisiológicas se deben usar los baños disponibles en el centro de visitantes y cerca de la caseta del guardabosque.

No se permite el uso de drones salvo que haya autorización previa del parque, y no está permitido llevar perros u otros animales (excepción de perros guía). No se puede ingresar al área con bebidas alcohólicas, y está terminantemente prohibido fumar dentro del parque o realizar fogatas por el evidente riesgo que ello supone.
Es recomendable llegar temprano los días domingo y otros festivos ya que suele haber una gran afluencia de personas al parque. Adicional, de madrugada es cuando hay mayor oportunidad de escuchar a los monos aulladores que habitan en el área.

Frente al centro de visitantes hay un área con ranchos, máquinas biosaludables y juegos para niños donde los usuarios pueden descansar después de realizar ejercicio físico.
Fotos por SR Photo