Emil Zatopek: “La locomotora humana”

Zatopek Emil

Adicional a 5 medallas olímpicas, batió 18 récords mundiales.


Por Fernando Revuelta – Maratonista

Hay ocasiones en que el azar marca la trayectoria de la vida de una persona, como sucedió en el caso de Emil Zatopek. Nacido en la antigua Checoslovaquia el 19 de septiembre de 1922 en el seno de una familia numerosa humilde, Zatopek se vio obligado a trabajar desde joven, comenzando a laborar a los 16 años en una fábrica de calzado. En la ciudad de Zlín, -donde estaba radicada la fábrica-, se celebraba anualmente una carrera atlética, y Zatopek fue seleccionado para participar en la misma. Él no había corrido nunca y puso excusas para no acudir, pero finalmente se vio obligado a ello. A sus 19 años de edad, Zatopek debutó en el Circuito de Zlín con un honroso e inesperado segundo puesto, y a partir de ahí se inició su dilatada carrera atlética.

Durante los años siguientes, Zatopek comenzó a ser un fondista reconocido no solo en Europa sino en todo el mundo, consiguiendo numerosos campeonatos así como récords absolutos en las distancias de 5,000 y 10,000 metros. Zatopek fue un visionario y su método de entrenamiento fue novedoso para la época, incorporando a los tradicionales rodajes largos, extenuantes trabajos interválicos sobre distancias cortas como 400 metros. Al mismo tiempo, su capacidad de sacrificio y esfuerzo le llevaban a completar un promedio de 200 kilómetros semanales, algunos de ellos calzado con sus pesadas botas militares: “Es mejor entrenar en malas condiciones, porque la diferencia es un tremendo alivio en una carrera”, solía comentar.

Corredor de estilo tosco, cuyo rostro crispado y de sufrimiento denotaba que en la mayoría de las ocasiones iba al límite, tuvo su primera participación en Juegos Olímpicos en Londres 1948, donde se colgó la medalla de oro en los 10,000 metros estableciendo un nuevo récord olímpico con 29:59. Además consiguió la medalla de plata en la prueba de los 5,000 metros, perdiendo por solo un metro de diferencia el oro frente al belga Gaston Reiff.

Pero fue cuatro años más tarde, en los Juegos Olímpicos de Helsinki de 1952, cuando Zatopek logró una proeza atlética que permanece hasta la fecha sin poder ser igualada: en la misma semana venció en los 10,000 metros con 29:17 (nuevo récord mundial), en los 5,000 metros con 14:06 (nuevo récord mundial), y se colgó su tercer oro en la prueba de maratón con un tiempo de 2 horas y 23 minutos.

Se da la circunstancia de que para Zatopek esa era su primera participación en una competencia de maratón, y se enfrentaba entre otros participantes al británico Jim Peters que partía como favorito, poseedor para esos momentos del récord mundial de la distancia. Se cuenta como anécdota que mediada la prueba, Zatopek que solía conversar con el resto de competidores, se giró y preguntó a Peters si el ritmo que llevaban era el correcto; Peters sentía que el ritmo de Zatopek era demasiado fuerte para él, pero en un intento por confundirle, le contestó que era demasiado lento. Zatopek no cayó en la trampa y aceleró el ritmo tomando rápidamente ventaja sobre Peters y el resto de participantes, llegando en solitario como vencedor a la meta estableciendo al mismo tiempo un nuevo récord olímpico. Peters por su parte, se vio obligado a abandonar y no pudo terminar la prueba. Poco tiempo después de finalizar y colgarse su tercer oro, Zatopek tuvo además la oportunidad de ver dentro del estadio como su mujer, Dana Zátopková, obtenía la medalla de oro olímpica en la prueba de lanzamiento de jabalina.

Los siguientes Juegos Olímpicos, los de Melbourne de 1956, fueron los terceros y últimos para Zatopek, a los que acudió ya con 33 años y con una lesión de hernia, pudiendo alcanzar únicamente el sexto puesto en la prueba de maratón. Solo dos años después, la “locomotora humana” como se le conocía, se retiró de la competición y abandonó el atletismo participando en el Cross Internacional de Lasarte (España).

La fama adquirida por Zatopek, –adicional a 5 medallas olímpicas, batió 18 récords mundiales-, le sirvió en su país natal para ascender en la carrera militar desde soldado a coronel, pero la misma se vio truncada con la Primavera de Praga en 1968; Zatopek apoyó el movimiento de reformas democráticas dentro del régimen comunista vigente en el país, lo que le valió después de la invasión de las tropas soviéticas la expulsión tanto del partido como del ejército, viéndose obligado durante años a trabajar en unas minas de uranio y posteriormente como barrendero.

Emil Zatopek falleció en el año 2000 a la edad de 78 años debido a un derrame cerebral, pero su forma de correr y de entender la vida, inspiran al día de hoy todavía a miles de atletas en todo el mundo: «Si quieres correr, corre una milla; si quieres cambiar tu vida, corre un maratón», es una de las frases que Zatopek nos dejó como legado.

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