Mi experiencia en la Marathon des Sables (MDS): Joe Macías

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Por Joe Macías – @jmabri

Hoy tengo una semana de haber terminado esa gran aventura que fue la Marathon Des Sables (MDS) en Marruecos; mucha gente me pide les cuente cómo fue la experiencia y pormenores, pero es muy difícil explicarlo en unos cuantos minutos… por eso escribí esta historia junto con algunas fotos y videos para que tengan una pequeña mirada de lo que fue, y adicional darles mi opinión sobre lo vivido y lo que aprendí (espero no aburrirlos), aquí vamos.

El viernes 25 viajamos desde París a la ciudad de Errachidía, donde solo conocimos el aeropuerto, y de ahí rumbo al campamento; allí conocí a los que serían mis compañeros de haima (tienda) por los siguientes ocho días. En verdad tener estos compañeros fue una de las mejores partes de esta aventura, aquí se los presento:

Ismael, español de Ceuta, persona centrada y pegada a sus convicciones religiosas, de buena conversa y reflexiones profundas… era el más experimentado de la carrera ya que tenía 6 finishers, llegando a ser top ten en una de las ediciones, muy competitivo y alguien al que le encantaba la carrera casi a un nivel espiritual. Le gustaba cocinar con piedras y madera. Su motivación, lograr que su hijo llegara a culminar el MDS.

Mohammad, hijo de Ismael, de apenas 15 años, vino con su padre a convertirse en el participante más joven en el Marathon des Sables.

Eusebio, español de Ibiza, con 5 participaciones en el MDS, amigo y compañero de Ismael, una persona superextrovertida y bromista; en 2015, luego de un accidente de moto en donde casi pierde la pierna, los doctores le dijeron que no volvería a correr, pero él decidió venir en 2022 a la MDS a demostrarse a él y a todos que podría volver a acabarla, según él, sería su última participación.

Karim, español, sencillo y amable, tenía en su currículum campeonatos de carreras de montaña descalzo y hasta el récord Guinness de 21 km corridos en hielo sin zapatos. Su motivación, llegar a ser el primer finisher de la MDS en hacerla sin zapatos, toda una hazaña.

Miguel, colombiano, persona muy tranquila y amable; años atrás pasó por periodos de depresión y encontró en el deporte y en su mayor meta de cumplir el MDS la forma de salir adelante de esa etapa; a él lo conocí en la Half Marathon des Sables (HMDS) en Perú y desde esa carrera mantuvimos contacto para venir a la MDS.

Y por último yo, alguien al que le gusta el running y triatlón desde hace 16 años y que quería hacer la MDS para demostrarse a sí mismo que puede lograrlo, y como un homenaje a su fallecida esposa y compañera de carreras que hace poco más de un año se nos adelantó.

Este variopinto grupo de seis personas de diferentes procedencias, culturas y creencias, coincidieron en la haima número 19 por esas cosas de la vida… todos teníamos motivaciones diferentes, pero un mismo objetivo, terminar la carrera.

Esa noche el frío era brutal en la haima, armé mi equipo para dormir y me di cuenta de que la almohada inflable que llevaba no servía; la colchoneta inflable también presentó problemas porque luego de un rato se desinflaba y tenía que volver a inflarla… aquí no había otra opción que adaptarse… También esa noche me di cuenta de que mi sleeping bag no era el mejor para esas temperaturas tan frías, pero ya no tenía opción de cambiarlo. Y así pasamos la noche con mucho frío… para ir a hacer pis tenías que pensarlo muy bien, ya que al salir de la tienda estaba casi helado.

Día 26 de marzo, día de las revisiones técnicas. Este es el día que tienes el último momento para decidir qué dejar y qué llevar en la mochila de carrera; como había pasado frío, decidí meter un pantalón y una sudadera. A nivel de comida dejé lo mismo que llevé,… en ropa llevaba aparte de la camiseta y short para correr dos camisetas más y un short adicional… tenía tres pares de medias y dos pares de gafas… y tres Buff. Adicional a todo esto, llevaba el material obligatorio… llevé jabón y mentol (que nunca usé), pastillas para dormir y el dolor, y también llevé el mini Groot como mi amuleto de suerte… y por último, y para mí lo más especial, era llevar la miniurna donde guardaba las cenizas de Karla. Estaba consciente de que llevaba muchas cosas y que mi mochila podía pesar de más; la mayoría solo llevaban una muda de ropa para toda la carrera (casi 8 días), pero yo me resistía porque no me veía usando solo una muda todo ese tiempo… Luego pensé que conforme avanzaran los días podría desecharla, pero ya verán que no es tan fácil cuando tienes un apego emocional a las cosas, como es mi caso. Tocó ir a la revisión donde te pesan la mochila; esta no podía estar por encima de los 14 kg ni por debajo de los 6 kg; la mía estaba en 9.4 kg sin el agua… según yo estaba en un buen peso, ¡qué iluso!

A eso de las 6 p.m. nos dieron la que sería la última cena,… comimos todos los de la haima juntos bromeando y sabiendo que de aquí en adelante nos tocaría alimentarnos por nuestra cuenta. La noche seguía siendo fría, tal vez no tanto como la anterior; a las 9 en la haima todos bromeábamos y nos contábamos las historias de cada uno, si tenías novia, si te habías divorciado, cómo era tu vida y bueno, así nos entreteníamos y a la vez nos conocíamos más. Dormir con ese frío era complicado pero yo me tomaba una pastilla para dormir, y aunque se me desinflaba la colchoneta, no lo sentía… Como a las 3 o 4 de la mañana me despertaba ya que se iba el efecto de la pastilla, y me ponía a ver el espectáculo del paisaje con ese cielo estrellado que en pocos lugares he visto.

27 de marzo, primer día de carrera, 30.3 kilómetros. Ese día un grupo de bereberes nos levantaron la haima mientras todavía estábamos despertándonos, algo muy jocoso… luego tocó alistarnos y rumbo a la partida; como todas las salidas se da el speech de Patrick Bauer (el director y fundador de la carrera) y tocan la canción Highway the hell de AC/DC como dándonos el mensaje de a dónde nos dirigimos. Cuenta regresiva y arrancamos (ver video adjunto).

El primer día es como un abreboca de lo que vendrá más adelante,… sobre el mapa no es una etapa difícil, es la más corta de las etapas oficiales, y comenzó con un terreno duro algo pedregoso, así que se podía correr, pero luego de unas horas corriendo recordé lo que me pasó en Perú, la mochila me estaba asesinando los hombros, en un momento la quería dejar botada pero eso no era posible; al final terminé ese día con un par de ampollas pequeñas en los dedos grandes del pie y muy dolidos los hombros, pensé en cómo podría aguantar esto todos los días que faltaban, pero tenía que seguir; en este momento decidí que tenía que remover cosas de la mochila, incluyendo comida (qué más adelante me haría falta), porque los siguientes días serían más difíciles.

Lunes 28 de marzo, etapa 2, 38 kilómetros, este día ya se ponía más serio todo; la etapa inició bien pero al llegar al km 20 comenzó el viento a ser más fuerte y cuando pasamos el CP2 se vino la tormenta de arena; era algo impresionante y que nunca había visto, tal vez en películas, pero una cosa es verlo en tv y otra sentirlo en carne propia; conforme avanzaba caminando el viento se hacía más fuerte y había ráfagas que venían con la arena y piedritas que golpeaban tu cuerpo; al principio el viento venía de frente y me empujaba y no sabía si pararme o seguir avanzando… vi a los corredores en frente y detrás mío que seguían, así que yo no sería el miedoso que se pararía; el paso cada vez era más lento y la visibilidad era menor… (más tarde me enteré de que un grupo de 50 corredores se perdió pero los encontraron); en un punto no podía ni ver a cinco metros, pero luego el viento bajó su intensidad pero seguía,… así llegamos a una montaña que subimos y se sintió menos, al bajarla seguía el viento; en la cima me encontré a Eusebio y juntos avanzamos hacia meta. En el campamento la tormenta seguía, y dormir esa noche fue muy difícil, nos entraba arena por todos los lados; el viento parecía que tumbaría la haima pero por suerte aguantó y avanzada la noche la tormenta paró y el clima mejoró. Ese día más de 50 corredores se salieron… así de difícil fue… por algo es la carrera más dura del mundo.

Martes 29, etapa 3, 32 kilómetros, mis pies estaban cada vez peor con más ampollas, el dolor al caminar era fuerte pero con un par de pastillas analgésicas lo sobrellevé,… mi cuerpo estaba cansado, y aunque mi mochila tenía menos cosas, sentía que estaba igual o más pesada; a pesar de esto en esta etapa que tenía varios kilómetros planos logré correr buena distancia, pero teníamos dos cordilleras que subir, la verdad me fue bien y los paisajes desde lo alto eran impresionantes; en teoría debería haber tomado esta etapa más suave para aguantar la larga, pero me sentía bien, corrí buen tramo y fue la que mejor performance tuve,… al parecer el cuerpo se iba acostumbrando al maltrato. Al terminar fue comer, arreglar las cosas y dormir temprano para la etapa decisiva.

Miércoles 30, etapa 4, 85.7 kilómetros. Luego de celebrar el cumpleaños de Muhammad quien cumplía 16 años, preparamos todo y arrancamos la etapa más importante y clave, la llamada etapa larga; es complicado cómo debes prepararte psicológicamente para correr esto, ya que estás muy cansado, no has dormido bien en días (prácticamente en el suelo), los pies te duelen cada vez más con cada paso por las ampollas que salen, te las revientas y vuelven a salir, la mochila se siente igual de pesada, y con todo y eso sales, y cuando llevas el primer kilómetro, piensas que todavía te faltan 84.7 y es desmoralizante, así que mejor es no pensar en todo lo que falta si no dividir la etapa en partes e ir conquistando los check points, (ese día eran 7), así que el primer objetivo es llegar al 1, luego pensar en el siguiente, y así sucesivamente.

La estrategia general era avanzar al CP 5 (km 57) antes de la noche y comer en ese punto; la realidad fue otra porque los pies me estaban asesinando del dolor y las minidunas complicaban el ritmo; en el CP 3 (km 33) me encontré con mi compañero Miguel, quien también venía muy mal de sus pies y decidimos irnos juntos hasta el final y así fue; cuando llegamos al CP 4 el hambre y las ampollas de los pies nos mataban, así que decidimos comer y curarnos las ampollas antes de continuar; en eso estuvimos parados poco más de 1 hora y cuando estuvimos listos y con los pies vendados, nos tomamos unas pastillas para el dolor y avanzamos,… ya eran las 6:30 de la tarde así que nos agarró la noche, avanzamos ya con linternas y veníamos a un paso de entre 5 y 6 km por hora según el terreno, yo tenía mucha hambre, ya no tenía barras ni nada a mano para comer, la nariz me sangraba porque al sacudirla para sacar la arena se rompían los vasos sanguíneos, la boca la tenía partida, además conforme avanzaba la noche hacía más frío, pero con todo y eso llegamos al kilómetro 77; Miguel quería parar y dormir un rato, pero al final lo convencí que no y seguimos; el frío se hizo tan intenso que Miguel sacó el sleeping bag y se lo puso encima para darse calor, estábamos decididos a llegar como fuera, para distraerme hasta me puse a cantar, creo que ya me estaba volviendo loquito… Después de casi 20 horas, a las 5 de la mañana del día jueves, llegamos a la meta prácticamente como zombies, pero lo habíamos logrado, solo fue llegar a la haima y echarnos a dormir así como estábamos, ni nos cambiamos de ropa.

Jueves 31, día de descanso; este día era de descanso si habías llegado temprano, pero si seguías en carrera podías terminar hasta las 6 de la tarde que fue la hora en que llegó Karim quien fue el último que lo hizo, sin zapatos, toda una hazaña. Ese día era para descansar, comer, curar heridas y tomar una Coca Cola que nos daban, la última del desierto.

Viernes 1, etapa 5, 42.2 kilómetros; esta era la última etapa cronometrada,… si finalizas esta tienes la medalla,… bueno es difícil decir qué se siente al arrancar ya que estas destrozado de los días anteriores, pero sabes que al terminar tienes la medalla, así que tocaba hacer el último esfuerzo; los pies yo no los aguantaba, cada paso era de dolor ya que mis ampollas estaban reventadas y el dolor era intenso, así que tenía que soportarlo toda la carrera; llega un punto en que mentalmente ignoras el dolor y sigues por inercia, por suerte el camino era muy plano y muy caminable; al kilómetro 2 me encontré con Eusebio y junto a él me fui toda la carrera siguiéndolo a un buen paso; fue muy sufrido y casi todo el recorrido fue de ir pensando en mi vida, las cosas que he hecho y que quería hacer en el futuro, muchas las había conversado con mis compañeros y fue como una catarsis; conforme me acercaba a la meta comencé a llorar, en parte de la emoción de terminar la carrera pero principalmente pensando en que mi compañera de carreras no estaba conmigo físicamente; sé que de estar ella estaría a mi lado corriendo y llorando de emoción sosteniendo la bandera de Panamá. Pero la vida es como es y no estaba, y yo tenía que seguir y culminar este reto… agradezco a mi compañero Eusebio que me acompañó hasta el final y fue muy emotivo el recibir esa medalla tan esperada y merecida.

Sábado 2, etapa de caridad, 7.7 kilómetros; esta etapa es difícil de asimilar, ya tienes la medalla, estás destrozado físicamente, pero te faltan por correr 7 km que ya no cuentan… pero bueno, toca hacerla porque al final estaba el bus que nos sacaría de ese lugar. Esta última etapa se desarrolló la mayor parte sobre las famosas dunas de Merzouga, que tienen un color espectacular; esta etapa era la despedida de la carrera y como había prometido, y viendo que era un lugar hermoso, fue el sitio escogido para esparcir las cenizas de Karla; mis compañeros de haima quienes después de tantos días juntos conocían mi historia y objetivos me acompañaron gustosamente en el acto, y así fue; a media carrera escogimos un punto alto de las dunas y luego de unas palabras esparcí las cenizas de Karla, las que cargué durante toda la carrera, así que técnicamente ella también hizo la carrera y bueno, parte de ella se mezclaría con la arena de estas dunas hermosas por la eternidad. Aunque no estuvo nunca físicamente en este lugar, a partir de ahora siempre lo estará.

En resumen, esta aventura fue una experiencia de vida, sufrí mucho físicamente, como nunca lo había pasado, pero el superar adversidad por adversidad que se presentaba día a día y aprender a soportar el dolor para lograr ese objetivo que no salía de mi cabeza y no me dejaba rendir, me hizo ampliar los límites de lo que puedo ser capaz de hacer. Mucha gente me dice cuando le cuento esto que ellos en su vida harían una cosa como esta, y lo entiendo y respeto, no cualquiera se atreve a realizar una locura como esta, ¿por qué lo harían?, ¿qué ganan con esto? Creo que los que nos batimos en duelo con estas aventuras lo hacemos por la satisfacción que da demostrarnos a nosotros mismos lo que somos capaces de hacer si nos lo proponemos, esa satisfacción no tiene precio, y estos logros quedaran en nuestra memoria el resto de nuestras vidas.

El hecho de que personas como yo hagamos cosas como esta no nos hace héroes ni superhumanos (aunque nos lo digan muchas veces), simplemente somos personas que nos satisface cumplir estos retos que se ven imposibles, pero para mí es igual o más admirable las madres solteras que luchan por salir adelante con sus hijos o las personas que duermen en la calle todos los días (yo pasé una semana en el suelo y con frío y no lo soportaba), así que para mí, ellos son las verdaderas personas duras.

Esta carrera en particular me sirvió para desconectarme del mundo una semana (cosa que recomiendo), conocer personas increíbles e inspiradoras que de otro modo no las conocería, apreciar paisajes espectaculares, y sobre todo, reflexionar mucho sobre mi vida, lo que he tenido, lo que he logrado, lo que he perdido y lo que quiero para mi futuro,… reí mucho, lloré otro montón, sufrí mucho, pero a la vez disfrute más. Fue toda una experiencia de vida que cuando me preguntan si volvería a participar la respuesta sin dudar es SÍ y lo haría mejor… pero eso ya veremos cuándo… al final cumplí todos mis objetivos y es una experiencia que recomiendo, eso sí, con mucha preparación física y mental, adicional a tener una motivación muy fuerte que te empuje a terminarla… Sin más me despido y espero les haya gustado esta larga historia… ya habrán otras.

PD: Agradezco a todos los que me escribieron correos o en redes mostrando su apoyo… sin duda eso era una motivación adicional que hizo que cumpliera esta meta… fueron lo máximo.