Las lesiones en el corredor popular (1/2)
Análisis de los factores predisponentes que dependen del corredor y del calzado
Primera entrega de este artículo que hace una reflexión sobre el origen de las lesiones deportivas y sugiere algunas medidas preventivas para evitarlas.
Por Javier Revuelta – Corredor y médico
España
No es mi intención escribir sobre medicina deportiva, porque ni este es el lugar adecuado, ni soy especialista en la materia. Sin embargo, mi objetivo no deja de ser ambicioso: reflexionar sobre las lesiones del corredor popular con otros corredores y poner sobre la mesa algunas medidas preventivas que casi todos conocemos pero que a menudo olvidamos (y nos sienta bastante mal, por cierto, que alguien nos lo recuerde, aunque ese alguien sea uno mismo).
Terminé la carrera de medicina en 1980 y corrí mi primera maratón en 1983. Desde entonces ya ha llovido. He atendido a algunos corredores y he compartido con mis amigos y compañeros de entrenamiento infinidad de lesiones, algunas de las cuales habrían sido fácilmente evitables. He tenido la suerte (a pesar de ser un corredor popular) de tener un magnífico entrenador, traumatólogo y amigo, con el que siempre estaré en deuda.
En las últimas décadas se ha producido un incremento exponencial en el número de corredores populares (entendiendo por popular a aquel que no se dedica a la práctica deportiva de forma profesional). Esta auténtica revolución ha sido especialmente significativa en lo que respecta a nuestras compañeras corredoras. Un par de ejemplos. Maratón de Valencia. En la primera edición de 1981 tomaron la salida algo más de 800 corredores; en la última de 2021 estaba previsto un cupo de 30.000, que quedó reducido (para evitar contagios por el COVID) a 16.000. ¡Por cada participante de 1981 ha habido veinte en 2021! En la primera edición de dicha maratón la mujer ganadora realizó un tiempo de 3 horas 19 minutos; en 2021 la marca fue de 2 horas 19 minutos: ¡una hora menos!
¿En qué se distingue el corredor profesional del popular, aparte de en la profesionalidad y las marcas? Hay algún aspecto que resulta interesante señalar. El corredor profesional generalmente se inicia mucho antes en la práctica deportiva y alcanza el cénit de la misma en la segunda o tercera década de la vida. El popular lo hace más tarde, en ocasiones varias décadas después. A base de entrenamiento y maduración puede llegar a alcanzar su tope en etapas mucho más tardías (incluso a los cincuenta años de edad). A partir de ahí se inicia un declive que se manifiesta con claridad en las marcas de cualquier corredor (ya sea profesional o popular), y que en un corredor popular de maratón por ejemplo se cuantifica en aproximadamente 2-3 minutos de pérdida por año transcurrido (hasta edades avanzadas, en que la pérdida es mucho mayor).
La gran mayoría de corredores profesionales, al empezar a empeorar sus prestaciones, opta por la retirada e incluso abandona totalmente la práctica deportiva. Los corredores populares sin embargo continuamos corriendo, en muchos casos, a lo largo de toda nuestra vida. Como ya he señalado, el corredor popular es en general un corredor que empieza tarde o muy tarde a practicar deporte. Al partir desde cero, es capaz de mejorar sus marcas durante muchos años, lo que constituye un aliciente muy importante para él. Aliciente que puede resultar peligroso porque no permite medir y aceptar bien las propias limitaciones, provocando a menudo frustración por no alcanzar los objetivos deseados y originando lesiones deportivas de repetición.
El corredor profesional se lesiona fundamentalmente porque la exigencia de rendimiento es muy alta. El popular se lesiona porque tiene más edad que el profesional y por lo general carece de todo su soporte (entrenador, traumatólogo, fisioterapeuta, nutricionista…). El profesional dispone de un plan de entrenamiento diseñado y entrena en los lugares y horas adecuados. El popular lo hace “a su aire”, donde y cuando puede.
¿Cuáles son los factores que favorecen la aparición de las lesiones deportivas en el corredor popular? ¿Puede corregirse alguno? ¿Es factible minimizar alguna?
Factores predisponentes
Es obvio que, como ocurre con otros aspectos de la vida, las enfermedades y las lesiones deportivas rara vez tienen una sola causa; lo más habitual es que se trate de una constelación de factores cuya interrelación es la verdadera responsable.
Aun a riesgo de ser excesivamente esquemático, los factores predisponentes podrían agruparse en cinco apartados: corredor, calzado, terreno, tipo de entrenamiento y clima.
1. Factores que dependen del corredor
Dentro de este grupo se pueden considerar fundamentalmente dos: constitución anatómica y dinámica de carrera.
1.1 Constitución anatómica y funcional
Todos heredamos de nuestros progenitores un código genético que determina los cimientos sobre los que se va a construir la estructura anatómica y funcional de cada ser humano, tanto en la esfera síquica como en la física. Pero el resultado final no depende solo de la genética. Los factores ambientales van a modular dicha herencia y a modelar definitivamente las características personales de cada individuo. Todos sabemos que alguien puede nacer con potencialidades extraordinarias, pero que es preciso que las desarrolle para que lleguen a manifestarse. De la misma manera, un buen deportista que sufra una lesión importante, a pesar de su genética y del entrenamiento, puede quedar muy limitado para la práctica deportiva. Herencia y factores ambientales son las dos columnas sobre las que se asienta la constitución anatómica y funcional del corredor.
1.2 Dinámica de carrera
Nuestra anatomía determina nuestra peculiar forma de correr, pero también hay algo más que influye: la dinámica de carrera. Dos individuos con anatomía similar pueden tener una dinámica de carrera, un estilo, muy diferente. Por ejemplo, yo a menudo corro sin gafas y no distingo la cara de otros corredores hasta que están cerca, pero sí puedo reconocerlos desde mucho más lejos por su forma de correr.
La dinámica de carrera es el ADN de cada corredor. Dicha dinámica no es inmutable. Cambia, entre otros factores, con la edad y las lesiones. Con el envejecimiento el corredor se vuelve más lento. Y también, más torpe. Su dinámica de carrera resulta menos eficaz y se producen ciertos desequilibrios que provocan que parte del esfuerzo se utilice para estabilizar el propio cuerpo en movimiento.
2. Factores asociados al calzado
Cada vez que el corredor da una zancada, sus pies impactan contra el terreno con una fuerza extraordinaria tanto mayor cuanto mayor es su peso. Esa fuerza no corresponde solo al peso real sino que es mucho mayor (entre el doble y el cuádruple). Dicho impacto repetido miles de veces es un factor capital en el origen de muchas lesiones deportivas.
Los que peinamos canas, recordamos cómo eran aquellas zapatillas de nuestra juventud que carecían casi de amortiguación. Eso provocaba que el cuerpo de los corredores de antaño tuviera que absorber toda la energía, ya que las zapatillas no estaban preparadas para ello. Las de hoy son muy diferentes, y se han ido desarrollando a lo largo de los años múltiples sistemas para aumentar de forma considerable su amortiguación.
Como ya señalé más arriba, cada corredor tiene su propia anatomía, su peculiar dinámica de carrera y su peculiar forma de pisar. Hay corredores que tienen limitaciones importantes en la rotación interna o externa de cadera. Otros abren las rodillas (de forma similar a los vaqueros del oeste); a ese tipo de rodilla se le llama genu varo, frecuente entre futbolistas; o las juntan (algo mucho más frecuente en mujeres que en hombres por la mayor anchura de la pelvis), lo que se conoce como genu valgo.
Existen innumerables tipos de pies. Además de las diferencias que afectan a su anchura (y que van a determinar la horma de la zapatilla), principalmente cabe destacar, el pie plano y el cavo, que son los dos extremos en cuanto a la configuración de la planta (uno sin arco plantar y el otro con arco exagerado); el pie cavo y varo, dependiendo de la inclinación del hueso del talón (calcáneo) hacia fuera o hacia dentro; los juanetes (hallux valgus) y los dedos “en garra” y “en martillo”…
Los corredores por su forma de pisar se clasifican «grosso modo» en pronadores, neutros y supinadores. Los pronadores son aquellos que pisan con la parte interna del pie y los supinadores somos los que lo hacemos con la externa. Son mayoría con mucha diferencia los pronadores (que deben usar zapatillas para pronadores). En el mercado prácticamente no existen zapatillas especialmente diseñadas para supinadores (así que los supinadores habitualmente usamos zapatillas neutras).
Por si fuera poco, a toda esta variedad de tipos de cadera, rodillas, tobillos y pies, hay que tener en cuenta que el cuerpo humano rara vez es simétrico, y que no es extraño que el corredor tenga una extremidad inferior (o un pie) más larga que la otra, lo que va a complicar aún más la elección del calzado. Algunos corredores pueden adaptarse a infinidad de zapatillas, mientras que otros tenemos francamente complicado encontrar unas con las que sentirnos cómodos. Los corredores de pisada difícil solemos comprar varios pares del mismo modelo porque no sabemos cuándo vamos a encontrar otras parecidas (pues las marcas, cada temporada sacan versiones del mismo modelo, pero diferentes entre sí).
Continuará la próxima semana con la parte 2/2 (el ENLACE ya está disponible).
Yo soy una corredora dificil🏃🏻♀️😁😅y complicada
Jajaja, y eso que tienes a Bela que te jala 🙂