Shizo Kanakuri: el Maratón más largo de la historia

Shizo Kanakuri

54 años, 8 meses, 6 días, 5 horas, 32 minutos y 20 segundos.


Por Fernando Revuelta – Maratonista

El maratón está lleno de historias y anécdotas, algunas más reales que otras, que le otorgan ese carácter tan único y particular que atrae a millones de corredores alrededor de todo el mundo. Historias con nombre propio, como la del soldado Filípides, de quien se dice que en el 490 A.C. corrió entre las ciudades de Maratón y Atenas para anunciar la victoria de los griegos sobre los persas; la del griego Spiridon Louis, que tuvo el honor de convertirse en el ganador del maratón en la primera olimpiada de la era moderna celebrada en Atenas en 1896; la del italiano Dorando Pietri, quien totalmente desorientado cruzó en primer lugar la línea de meta del maratón en las Olimpiadas de Saint Louis en 1904, pero fue posteriormente descalificado por recibir ayuda; o la del admirado etíope Abebe Bikila, quien en Roma 1960 sorprendió al mundo al correr el maratón descalzo obteniendo la primera medalla de oro en olimpiadas para el continente africano.

Entre todos estos reconocidos nombres, quizás el de Shizo Kanakuri no nos llame la atención, pero su historia también merece ser conocida por todos aquellos que amamos la distancia de los 42 kilómetros y 195 metros.

Japonés de nacimiento, Kanakuri destacó como corredor de larga distancia cuando esta especialidad no era todavía popular. Seleccionado dentro del equipo japonés, acudió en 1912 a la cita de los Juegos Olímpicos de Estocolmo como uno de los teóricos favoritos para colgarse el oro en la prueba de maratón.

El maratón olímpico se corrió el 14 de julio de 1912 con un total de 68 corredores en la partida, de los que solo 35 alcanzaron la meta. Las duras condiciones en las que se corrían los maratones en esa época, por caminos de tierra y sin prácticamente asistencia, provocaba que muchos de los competidores sufrieran serios problemas de salud. Claro ejemplo fue el del portugués Francisco Lázaro, quien colapsó en el kilómetro 30 por deshidratación severa, y falleció horas después a pesar de recibir asistencia médica.

La participación de Kanakuri despertó gran interés en su país ya que se trataba de la primera presencia de Japón en unos Juegos Olímpicos, y a diferencia de las numerosas delegaciones que se presentan actualmente, en aquella oportunidad solo estaba integrada por cuatro miembros: el velocista Yahiko Mishima, el propio Kanakuri, el jefe de expedición y un entrenador.

Kanakuri estaba acostumbrado a no beber durante las carreras, pero debido al cansancio y a la alta temperatura, a mitad del recorrido se desmayó. Unos residentes del área lo asistieron en su vivienda y poco a poco logró recuperarse de la deshidratación, aunque finalmente decidió no continuar en la prueba. Así que cambiado de ropa, regresó a Estocolmo en tren y se recluyó en un hotel.

Para una sociedad como la japonesa, en la que el honor se considera una obligación y un deber tanto personal como frente al resto de la sociedad, el hecho de haber abandonado la carrera mientras representaba a su país supuso para Kanakuri un motivo de vergüenza, por lo que intentó pasar desapercibido. Por ello no avisó al comité organizador ni a su propia delegación del abandono, y en cuanto tuvo oportunidad, tomó un barco que lo llevó de regreso a su casa en Japón.

Años más tarde, Kanakuri se repuso de su primera participación olímpica y acudió a otras olimpiadas, participando en los maratones de Amberes 1920 y París 1924. Pero para las autoridades suecas, Kanakuri continuaba oficialmente desaparecido. Esta situación se mantuvo por 50 años, hasta que en 1962 un periodista sueco investigó la historia y logró localizarlo en Japón donde vivía ya retirado.

El Comité Olímpico Sueco invitó a Kanakuri a viajar a Suecia bajo el pretexto de participar en los festejos de conmemoración de los 55 años de los Juegos de 1912, pero en realidad su objetivo era que Kanakuri pudiera terminar su inacabado maratón. Kanakuri aceptó la propuesta, y el 20 de marzo de 1967 a la edad de 76 años, completó una vuelta dentro del estadio de atletismo en Estocolmo cruzando la meta de forma simbólica con un tiempo de 54 años, 8 meses, 6 días, 5 horas, 32 minutos y 20 segundos. “Fue un largo viaje. En el camino me casé, tuve seis hijos y diez nietos”, dijo Kanakuri a los allí congregados.

Kanakuri falleció en 1983 a la edad de 92 años, y hoy en día es considerado el padre del maratón en Japón.

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