Mi Primera Maratón: Tere Lasso

Maratón Internacional de las Américas 2014 (Panamá)


Por Tere Lasso@tere_loveandrun

Cuando pienso en mi primera maratón, tengo un sentimiento agridulce. No fue la maratón soñada, y al principio ni siquiera la quería contar. No me sentía orgullosa, no me sentía maratonista. Fue esta carrera la que, luego de hacerla, me desgastó tanto física y emocionalmente, que me hizo plantearme dejar de correr. De hecho, dejé el running durante unos meses, de lo saturada que quedé.

A principios del año 2014, a mis 37 años, empecé a correr. Nunca en mi vida había sido atlética (¡se nota!) y odiaba cualquier forma de deporte. Era realmente mala. Sin embargo, al ver a mi hermanita hacer el Maratón de Panamá en 2013, pensé que estaría bien intentar algo nuevo y totalmente fuera de mi zona de confort, es decir correr, aunque fuera un par de kilómetros. Correr unos metros me quitaba el aire, así que no tenía idea de si podría continuar o definitivamente este deporte sería para mí. Ese año ingresé en un equipo de running y luego de un par de meses hice mi primera carrera de 5 km, algo que me llenó de orgullo y motivación, y me permitió ese mismo año seguir quemando etapas en el camino… 10 y 21 kilómetros fueron distancias que logré completar en los siguientes meses, donde mi único objetivo siempre fue terminarlas sin morir en el intento.

Ese año anunciaron el Maratón de las Américas para septiembre, 9 meses después de que yo empezara a correr, y había pensado inscribirme en la media distancia. Pero el equipo al que pertenecía en ese momento se sumió en un entusiasmo gigante, ¡todo el mundo iba a hacer el maratón! Los 42, LA DISTANCIA. Y me preguntaban si yo la iba a hacer, y cuando respondía que no, que no estaba lista, la respuesta de muchos era: “todo el mundo puede, te vas a dejar ganar de nosotros”. En fin, no quise quedarme por fuera y caí.

Recuerdo haberle contado a Fernando, que por aquella época estábamos empezando nuestra relación, que iba a maratonear. Obviamente él siempre me apoyaba en todo, y nunca me dijo que no la hiciera, pero sí lo noté extrañado y hasta un poco preocupado. De hecho, gracias a él obtuve algunos consejos acerca de cosas que no sabía y que me permitirían afrontar la distancia.

Me puse de acuerdo con mi gran amiga Idaira, que corría más que yo, y decidimos hacer CACO (caminar-correr), pues iríamos sin ningún objetivo mayor a terminarla. Nuestra realidad nos decía que ese debía ser el objetivo. Y así fue. Adicional, la idea era hacer la carrera juntas, es decir, no estábamos acostumbradas a correr solas una distancia larga, y la idea también era acompañarnos, apoyarnos y motivarnos. Y así NO fue.

Idaira y yo antes de arrancar, sin saber la que se nos avecinaba

No me acuerdo bien de los primeros kilómetros. La maratón empezó en Albrook a las 4:00 a.m. e Idaira y yo arrancamos el CACO; ya de salida yo iba mal. Yo sentía que el tiempo que corría era demasiado corto, y el tiempo que caminaba era demasiado largo, se me hacía eterno. En ese entonces no usaba Garmin, así que llevaba el control del tiempo en un reloj que me prestó mi hijo. Primera lección aprendida: el CACO no es para mí. A mis rodillas les costaba volver a correr después de cada periodo de caminar, y me empezaron a doler ya después de los primeros kilómetros.

Luego Idaira (que me va a matar por contar esto) se empezó a sentir mal del estómago y necesitaba un baño. Por lógica, supusimos que habría baños en la ruta… pero jamás los encontramos, ¿cómo no va a haber baños en una maratón? No entendí cómo ella pudo sobrevivir a los kilómetros, pero lo hizo. Al llegar a la Cinta Costera encontramos unos baños de la construcción, y allí quedamos metidas. Yo no lo necesitaba en ese momento, pero imaginé que si no iba, después me arrepentiría.

En esa primera etapa del maratón, aparte del inconveniente de los baños, tuvimos otras dificultades en el recorrido, por ejemplo, la falta de señalización. Al ser corredoras bastante lentas, íbamos prácticamente solas en la ruta, y en algunos cruces no sabíamos por dónde seguir. Era una ruta que partía de Albrook Mall, pasaba por el Centro de Convenciones de Figali, luego iba hacia Cinta Costera, en algún momento por el kilómetro 25 iba de Albrook a Clayton, y de allí de vuelta a Albrook Mall. Una ruta  super complicada y enrevesada, que para poder controlar a los corredores, exigía gente en los cruces. Pues no los hubo. Y yo recuerdo al menos 5 momentos donde algunos corredores y yo nos perdimos, donde entrábamos por una calle y luego nos decían “no es por ahí, es por acá”; realmente inseguro y difícil. La ruta que nos enseñaron en la entrega de kits fue cambiada al último momento, por eso nadie estaba seguro de estar corriendo por los sitios correctos.

Luego de muchos kilómetros, Idaira comenzó a tener dolores en la rodilla que empezaron a hacerse cada vez más fuertes; finalmente cuando entramos a la piscina de Albrook, que creo era como el kilómetro 25, Idaira me dijo que no podía seguir, que fuera yo sola. Cuando ella me dijo eso, honestamente me sentí perdida. Estaba acostumbrada a correr acompañada, y la necesitaba. Necesitaba su motivación y su conversación. Aparte no me sabía la ruta, en esa época no conocía bien Clayton y aún hoy soy muy despistada. Estaba tan agotada que por un momento pensé en no continuar y quedarme con ella. Pero me convenció y yo inicié el camino que faltaba sola. Ya en Clayton fue un poco más fácil pues había gente del equipo animando en algunos puntos, y esto era de agradecer. Sin embargo, para mí fue muy difícil esa etapa porque sentía que daba muchas vueltas por los mismos lugares, no me sentía segura de estar corriendo por los sitios correctos, estaba agotada y las rodillas me dolían. Adicional, Fernando estaba lesionado de la espalda e igualmente estaba haciendo la maratón; yo no sabía cómo estaba él. Realmente sentía deseos de abandonar, llevaba muchas horas corriendo y no tenía idea de cuántos kilómetros llevaba. El maratón se me estaba haciendo eterno.

Finalmente en algún punto por el Colegio Las Esclavas recibí una llamada (hello, Tere iba con el celular 😁), Fernando preocupado por mí, que por qué no llegaba… jajaja qué tonto,… ¡porque soy lenta y encima estoy haciendo CACO! Me dio la buena noticia de que había quedado en 3.er lugar general y estaba esperando su premio. Quedamos en que después de eso me iría a buscar a la ruta. Eso me animó algo, pero igual sentía que mis piernas no daban para más. Al no llevar GPS no tenía ni idea de cuánto había corrido y mucho menos cuánto me faltaba.

Cerca de la salida a Albrook (quizás era como el kilómetro 38, 39 o 40, ya ni sé) me entró la desesperación y me senté en la orilla de la calle a llorar. Estaba cansada, arrepentida de haber hecho esa carrera tan mala, triste,… y si hubiese tenido plata conmigo, tomo un taxi y me largo para mi casa. Tenía una rabia espantosa. ¡No entendía quién me había mandado a correr esa vaina! Así estuve cerca de media hora, donde por cierto, no pasó ni un solo corredor, hasta que Fernando me llamó nuevamente para preguntarme dónde estaba, pues me iba a buscar. Así que por la vergüenza me levanté y empecé a trotar/caminar/arrastrarme; no quería que él me viera sentada llorando. En efecto, luego de un rato, apareció; recuerdo haber tenido esta conversación con él: «¿Fer, cuántas maratones llevas?». Él: «no sé, varias». Yo: «¿Y tu hermano?». Él: «Muchas, cerca de 100». Yo: «¡Pues esta es la primera y última que yo haré, no vuelvo a hacer esto en mi vida!» (chistecito, pues ya llevo 6 😊).

Fer me ha acompañado en cada una de mis 6 maratones

Esto fue el resumen de mi maratón; al final Fer me acompañó ese último par de kilómetros, yo trotando y él atrás en el carro, asegurándose de que yo no me iba a mi casa faltando tan poco. Ya ni siquiera me acuerdo bien de la llegada a meta; solo sabía que mis hijos no me habían podido acompañar y me sentí sola. Mi tiempo fue de 5 horas 40 minutos, y no tengo idea de cómo me hubiese ido si no me hubiera sentado a llorar y perder el tiempo esa media hora. Para los que me puedan preguntar por Idaira, ella acabó su maratón, no me pregunten cómo, pero lo hizo. Y yo me sentí muy orgullosa de ella. Lo malo fue que no hizo ni una más.

Aunque uno nunca debe arrepentirse de nada, me arrepentí profundamente de haberla corrido y por otra parte, sentía que merecía que me hubiese ido mal, por no haber respetado la distancia, por haber hecho caso a quienes no tenía que hacer caso, y por haber tenido la soberbia de hacer algo para lo que no estaba ni entrenada ni preparada. Yo pensé que sería algo épico, y al final como siempre, la maratón te aterriza y te da la merecida cura de humildad. Una compañera de aquel equipo me dijo que me había comido ese pastel demasiado pronto… ella sabe quién es y tuvo toda la razón.

Luego de esa carrera pensé en no volver a correr y de hecho lo dejé durante tres meses. Me fue tan mal que mi motivación era cero, y la experiencia había sido tan mala, que no quería contar esa carrera como un maratón realizado. También supimos, por los que usaban Garmin, que habíamos corrido más de 44 kilómetros.

A pesar de todo, hoy día sí cuento esta maratón en mis números, y con el tiempo le pude ver el lado positivo a la experiencia… aprendí muchas cosas que me sirvieron para las siguientes 5 maratones que llevo y las quiero compartir:

No todo corredor tiene que ser maratonista.

Cada quien hace su propia carrera, no puedes correr una carrera solo porque tu grupo la va a correr. Todos somos diferentes y nos motivan diferentes cosas.

La maratón es una distancia que se respeta, y se debe entrenar bajo unos mínimos bastante exigentes.

El CACO no es para todos los corredores.

Debes entrenar muy bien tu hidratación y alimentación en carrera (yo no tenía idea de nada).

Hay que correr solo (aunque sea de vez en cuando); en el momento de la verdad uno está solo contra el maratón y hay que acostumbrar la mente o te vas a desesperar.

¡Todas esas lecciones las traduje al año siguiente en mi primera maratón entrenada! Después de la experiencia no volví a correr en equipo, y logré convencer a Fernando de que me entrenara (¡después de muchos meses!); mi siguiente maratón bajé 50 minutos el tiempo y encontré la motivación nuevamente para seguir. 

La Maratón de las Américas 2014 fue una mala carrera (para mí), pero fue la que me hizo convertirme en maratonista, definitivamente una experiencia que nunca olvidaré.

5 pensamientos sobre “Mi Primera Maratón: Tere Lasso

  1. irodriguezs21

    Jajajaja q linda @tere_loveandrun eres una mami 💪💪💪nooooo noooo te voy a matar, mira q ese momento lo había borrado de mi mente y leyendote recordé que con esa ida al baño aprendí 2 cosas: que la Gatorade de naranja me hace daño, y nunca probar algo que no haya probado durante los entrenamientos antes de la maratón (nada de estar improvisando en la maratón). Bueno en mi camino me encontré a mi angelito @alexisgarielm y al señor Capi que me ayudaron con unas ampollas en los dedos de los pies que se me reventaron y luego se me llenaron de sangre…gracias Tere por este lindo relato, se me aguaron los ojos. Y felicidades amiga maratonista 💪💪💪💪

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *