Diccionario Runner: «Dinamitar la carrera»

La importancia de la estrategia para eliminar al contrincante

terminos de running

En esta sección iremos publicando de forma periódica palabras y expresiones referidas al mundo del corredor que con frecuencia se utilizan en los países de habla hispana, así como también algunos anglicismos de uso común en el running.


Por Javier Revuelta – Corredor y médico

Son legión, en nuestro rico idioma, las palabras y expresiones cuyo uso resulta pertinente en las más diversas coyunturas y circunstancias.

El atletismo, dentro del deporte, y especialmente el sector de las carreras, no es sino una confrontación, pacífica en la inmensa mayoría de los casos, entre varios contendientes. No obstante, las crónicas de cualquier campeonato que se precie describirán lo allí acontecido con el más puro lenguaje de epopeya bélica.

Una de las expresiones al respecto es la de “dinamitar la carrera”, que al igual que muchas otras se utiliza también en diferentes disciplinas como ciclismo, motociclismo o automovilismo. Su significado según la RAE, aparte de volar algo con dinamita, es aniquilar (en el sentido de destruir enteramente).

En las carreras cortas, no cabe más estrategia que la de correr a tope desde principio a fin. Pero en el fondo y medio fondo, cada cual utiliza la táctica que considera más favorable. Es usual la clasificación de los atletas entre corredores con marcas de menor calidad pero con gran final y otros con mejores marcas pero más lentos en el último tramo de la prueba. Los primeros sueñan con un ritmo lento que los lleve con las fuerzas intactas hasta el momento de imponer su mayor velocidad terminal. Los segundos, con un ritmo alto que elimine a sus contrincantes antes de los metros decisivos.

Unos esperarán a dinamitar la carrera con un abrupto zambombazo postrero. Otros, o bien impondrán desde el principio un tren alto, lo que vendría a ser una detonación continua, o una sucesión de cambios de ritmo, estallidos entreverados con fases de aparente tranquilidad. Entre estos dos prototipos, hay una gama interminable de corredores, cada cual con sus propias características y expectativas.

Así las carreras antes o después sufren su detonación. No es infrecuente que el pirómano se queme; que quien pretende hacer añicos a sus adversarios, acabe explotando.

En la cámara de llamadas o en los prolegómenos de la prueba, los atletas se vuelven concentrados, serios, ausentes. Sin duda meditan sobre los terribles efectos deletéreos de la dinamita.

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