Editorial: «Correr también es Salud»
A una de las secciones con la que arrancamos este web le pusimos como nombre “Corriendo en tiempos de COVID”, una serie de entrevistas con corredores de muy diferentes partes del mundo. A fecha de hoy ya llevamos publicadas más de 20 con corredores que nos han contado su experiencia, incluyendo desde la Patagonia en Argentina, a Noruega, Marruecos, Mongolia, Japón, o las exóticas Islas Marianas en medio del océano Pacífico. El cuestionario de preguntas se centraba en conocer cómo habían respondido las autoridades de cada país ante la aparición del COVID-19; si la población en general había tenido que cumplir medidas de aislamiento, y si como corredores se habían visto afectados en sus entrenamientos y competencias programadas.
De las respuestas obtenidas podemos sacar como primera conclusión que en mayor o menor grado todos los países se han visto afectados por el virus, y que la actual pandemia ha cambiado por el momento el modo de vivir y de relacionarse de las personas en todo el mundo. Sí se aprecian en cambio diferencias sustanciales en cuanto a las medidas de aislamiento adoptadas, ya que mientras que en algunos países estuvieron limitadas a solo unas semanas y fueron voluntarias, en otros se impusieron bajo un estricto control y se alargaron por meses.
Como segunda conclusión, y en referencia al aspecto meramente deportivo, hay enormes diferencias de unos lugares respecto a otros en cuanto a la permisibilidad para la práctica de ejercicio. Mientras que algunos países recomendaron -con solo algunas limitaciones de horarios o no hacerlo en grupo- la práctica de ejercicio físico en el exterior como un método de potenciar el sistema inmunológico de la población y aliviar su estado de salud mental, otros gobiernos tomaron la decisión de prohibir la actividad deportiva en cualquiera de sus formas fuera de las viviendas, incluso el simple hecho de poder salir a caminar por un corto espacio de tiempo.
«Para muchas personas el correr no es un vicio ni capricho, es una necesidad integrada en su forma de vida»
Inmersos en una pandemia cuya cifra de fallecidos supera a nivel mundial los 800,000 –y subiendo-, parece lógico que muchas personas no comprendan la necesidad que tenemos otras de poder salir a correr casi a diario como viene siendo nuestra costumbre por años. Creemos que nadie debe cuestionar el hecho de que la salud es lo primero, y que las medidas de aseo frecuente, distanciamiento social y uso de mascarilla, parecen ser por ahora las más eficaces para frenar la propagación del virus. Pero precisamente por esto anterior, no entendemos demasiado el hecho de que en Panamá y otros países, durante cinco meses no se haya permitido a la población en general, -y a los corredores en particular-, tener una mayor disponibilidad y flexibilidad de horarios para realizar sus rutinas de ejercicio en solitario.
Todos deseamos que pronto se pueda contar con una vacuna contra el COVID-19 y que esta pandemia acabe siendo solo un mal recuerdo. Pero la salud de la población no solo depende del COVID, y en su momento se verán las terribles consecuencias del sedentarismo y la ausencia de ejercicio al aire libre en forma de aumento de los casos de sobrepeso, hipertensión o problemas cardiovasculares, sin olvidar por supuesto aquellos referidos a nuestra salud mental.
Estamos a tiempo de que nuestras autoridades den la importancia que se merece a la realización de actividad física, incluso en estos difíciles momentos de expansión del COVID. Para muchas personas el correr no es un vicio ni capricho, es una necesidad integrada en su forma de vida. Por ello las medidas orientadas a ralentizar los contagios no deben estar reñidas con aquellas que promuevan la realización por la población -en solitario- de ejercicio físico al aire libre, cumpliendo por supuesto de manera responsable con las medias de prevención establecidas.